El inicio del verano es el momento perfecto para realizar una escapada de enoturismo y deleitarse con los aromas y sabores de los mejores albariños
El final de junio es una época del año especial. Por una parte, acoge a los días más largos del año. Aquellos en los que el sol tarda más tiempo en ponerse. Por otra, marca el final de la primavera y el inicio del verano, la época más caliente del año y en la que buscamos planes para hacer al aire libre. Ambos procesos se combinan, sobre todo, en la noche de San Juan, una velada en la celebramos el paso de una estación a otra y honramos a la naturaleza.
Hacemos hogueras, comemos sardinas y bebemos vino. Dejamos atrás las malas experiencias y pedimos nuevos deseos. Brindamos acompañados de nuestros seres queridos bajo las estrellas. Y, el día de San Juan, nos lavamos la cara en agua aromatizada con flores. Todas estas hermosas tradiciones se combinan, a la perfección, con un plan de enoturismo para disfrutar de la naturaleza durante el puente de San Juan.
Durante estos días, los viñedos se engalanan ya para que las uvas comiencen a madurar en su largo camino hasta la vendimia, que coincidirá, además, con el final del verano. El esplendoroso verde que adquieren los viñedos nos regala un auténtico espectáculo para los sentidos.
Un plan de enoturismo para inaugurar el verano
Por eso, ¿qué mejor manera de inaugurar el verano con una escapa de enoturismo? Un plan que combine el poder de la naturaleza en todo su apogeo, con elaboraciones únicas y refrescantes, perfectas para combatir el calor veraniego y brindar con los seres queridos.
En Pazo Baión conocemos a la perfección el valor simbólico de San Juan y, también, lo valiosos que resultan estos días para disfrutar de ambientes naturales únicos y desconectar un ratito del mundo que nos rodea. Por ello, hoy os vamos a proponer una escapada de enoturismo por las Rías Baixas en la que maridan la naturaleza, la historia, el clima cálido de la ría y, sobre todo, el mejor vino albariño. Para ello, contamos con cinco planes diferentes que se ajustan a los deseos de todos los amantes del vino:
Estas cinco aventuras incluyen, todas ellas, una cata guiada y una visita por los más bellos rincones de una finca centenaria. Acompáñanos a descubrir cinco de estos mágicos lugares que harán que la escapada de enoturismo en este último fin de semana de junio sea memorable.
El pazo y su patio interior
Lo que hoy conocemos como Pazo Baión fue, en sus orígenes, la Casa de Fontán, una edificación señorial que ha observado, impertérrita, el fluir de la Historia durante cinco siglos. Los antiguos fidalgos han dado paso al apasionante proyecto vitivinícola y enoturístico de Pazo Baión, puesto en marcha en el año 2009 por Condes de Albarei.
Tras la reforma diseñada por el prestigioso arquitecto César Portela, el pazo ha recobrado todo su esplendor, combinando el escrupuloso respeto por su historia y tradición con la vanguardia arquitectónica. Entre sus paredes de piedra, los visitantes pueden descubrir la Galicia centenaria y dejarse impresionar por la majestuosidad de una edificación imponente.
Si todo ello fuese poco, el pazo guarda, en su corazón, una auténtica joya: su patio interior. Una influencia arquitectónica andaluza trasladada a Galicia que sobrecoge por su belleza. Lo que en su día fue un foso, hoy es un estanque. El encanto del patio, amplio y luminoso al más puro estilo andaluz, se ve ensalzado por un manto de glicinas. Es tal su encanto que es el sitio escogido para celebrar eventos tan especiales como las bodas.
Además, durante la vendimia, se transforma en el centro neurálgico de la bodega, viendo pasar kilos y kilos de las uvas que acaban convirtiéndose en tres albariños de pago de gran personalidad y estructura.
Los viñedos
Más allá del inmenso valor arquitectónico y patrimonial del pazo y sus elementos, si hay un espacio protagonista en una escapada de enoturismo por Pazo Baión son los viñedos. En esta época del año, la prodigiosa naturaleza de la finca está en pleno apogeo, tras volver a la vida con la primavera. En el caso de las vides, los meses de invierno les permitieron regenerarse y durante la etapa primaveral se comenzaron a preparar para volver a deleitarnos, al final del verano, con sus uvas.
Observar los vívidos colores de los paisajes vitivinícolas es todo un espectáculo. La belleza natural de los viñedos se complementa, así, con los aromas verdes que trae consigo el inicio del verano.
Una experiencia sensorial que se completa con los olores típicos de esta época del año. Si los vinos de Pazo Baión destacan por su intenso perfume varietal y su complejidad aromática, un paseo entre las vides llena los pulmones de un aire puro en el que bailan olores florales.
El palmeral
Pasamos del espacio por antonomasia que debe figurar en una escapada de enoturismo a otro mucho más sorprendente: un palmeral. Sí, un conjunto de majestuosas palmeras transforman el paisaje vitivinícola de Pazo Baión.
Dicho palmeral tiene más de un siglo de historia y fue la herencia que dejó en la finca uno de sus dueños: Adolfo Fojo. Este hombre había vivido muchos años en Argentina y a su regreso a Galicia trajo consigo el mayor de los símbolos de los indianos (gallegos emigrados retornados): las palmeras.
Todo aquel que haya estado en las comarcas donde la emigración a América a finales del S. XIX y principios del XX fue masiva, habrá visto casas presididas por alguna palmera. Una hermosa huella de la historia de Galicia que aún a día de hoy podemos ver por toda nuestra geografía.
Lo auténticamente extraordinario de este rincón es que no hay ni uno, ni dos, ni tres árboles. El palmeral de Pazo Baión está conformado, nada más y nada menos que por 22 palmeras. Consiguiendo, así, resultar extraordinariamente impactante y poderoso.
Si a esto le sumamos que a su alrededor hay viñedos, la estampa resulta bucólica, casi inverosímil. Un lugar tan hermoso y peculiar que no parece de este mundo. Pero sí que está en este planeta y en esta dimensión espacio-temporal y con una escapada de enoturismo se puede descubrir y disfrutar.
La bodega
La moderna bodega de Pazo Baión está situada en lo que antaño fueron las caballerizas de la casa señorial. De tal forma que su estructura arquitectónica histórica protege los avances tecnológicos más punteros en el terreno de la enología, como un huevo de cemento para efectuar la crianza del vino.
A todo aquel interesado en la elaboración del albariño, la bodega le resultará un lugar fascinante. Mientras que el profano se sorprenderá gratamente al descubrir la complejidad y el cariño con el que se elaboran los vinos de pago.
La escapada de enoturismo por Pazo Baión tiene uno de sus puntos álgidos en la visita guiada por estas instalaciones. Un momento del plan que combina conocimientos didácticos con la visualización de la maquinaria que convierte la uva en elaboraciones centenarias. Tras pasar por nuestra bodega, no volverá a ver al vino con los mismos ojos. Puesto que ahora conocerá toda la pasión, el esfuerzo y la sabiduría que emplean los enólogos para dotar a estas elaboraciones de complejidad y personalidad.
La sala de catas
Nuestras cinco propuestas de escapada de enoturismo combinan una naturaleza, historia y conocimientos, como hemos podido ver hasta ahora. Pero para el final nos hemos reservado el punto álgido: la cata guiada de sensacionales vinos de la D.O. Rías Baixas.
Los mejores albariños no se prueban en cualquier lugar, sino en la sala de catas. Un espacio amplio y elegante que antaño era una sala auxiliar de las vaquerías y que ahora es uno de los centros neurálgicos de la bodega.
Un lugar que impacta al entrar en él por un elemento arquitectónico muy poderoso y dos juegos visuales y estéticos:
- Las poderosas columnas de piedra que sostienen el techo y articulan el espacio.
- El juego de luces, que convierte a un espacio tan amplio en un lugar íntimo.
- La combinación entre la tradición que representan las columnas y la vanguardia que visibiliza el fabuloso mobiliario diseñado por el propio César Portela, el hombre que apostó, decididamente, por poner en valor las columnas y dejar que el espacio fuera tan amplio.
Todo ello convierte a la sala de catas en el lugar perfecto para terminar la escapada de enoturismo y dejar que los sentidos se deleiten con albariños con cinco siglos de historia.
Hoy hemos hablado de cinco espacios que convierten a Pazo Baión en un sitio único para realizar una escapada de enoturismo, respirar aire puro, alagar a la vista con paisajes mágicos y, sobre todo, disfrutar del albariño, una elaboración milenaria. Pero en la finca hay muchos más rincones por recorrer y descubrir. Aprovecha las jornadas diurnas más largas del año para gozar de todos ellos. La mejor forma de aprovechar este puente que da paso al verano.