¿Por qué es importante podar las vides de Pazo Baión?

La viticultura es una ciencia milenaria, que se remonta al mismo instante en el que nuestros antepasados comprendieron que podían cultivar las vides, producir uvas y emplearlas para realizar elaboraciones tan especiales como el vino. Como toda ciencia, cuenta con sus propios procedimientos, pulidos a lo largo de los años y optimizados gracias a los avances tecnológicos. De todas las acciones que se llevan a cabo a lo largo del ciclo de vida de la uva, la poda de la vid es una de las más trascendentales. Tal es así, que la forma de podar las vides tiene un impacto directo en todo el ciclo y afecta, indudablemente, a la producción de las uvas.

Así como la vendimia es el momento culmen del arte de cultivar la vid. Los días en los que se recogen, literalmente, los frutos de todo un año de trabajo. Las semanas en las que se procede a podar las vides suponen el inicio de una nueva añada. Realizar este procedimiento con sumo cuidado y pericia, planificando con precisión cómo se ejecuta, es clave para que la cosecha sea excelente.

Por ello, aunque el proceso de podar las vides pase más inadvertido, su importancia es comparable a la de la vendimia. Al fin y al cabo, una mala poda puede conllevar una vendimia decepcionante. Y, en cambio, una poda inteligente de las vides, repercutirá positivamente en la cosecha que se recoja durante la vendimia.

A continuación, vamos a diseccionar por qué es tan importante podar las vides, contando con el conocimiento y la experiencia de la persona que mejor conoce las vides de Pazo Baión, Alberto Barral, responsable de viticultura de nuestra bodega.

El parón vegetativo de la vid

La vitis vinifera, popularmente conocida como vid, es una planta trepadora que entra en parada vegetativa entre la caída de la hoja y el inicio de la brotación. Esta fase coincida con el final del otoño y la aproximación de la primavera. De ahí que los meses de enero y febrero estén marcados por el descanso de las vides.

¿Qué implica este descanso? En palabras de Alberto Barral, que «la planta se encuentra en parada vegetativa, es decir, no hay crecimiento vegetativo y apenas circula savia por los sarmientos».

La vid aprovecha su merecido descanso para regenerarse, a lo que ayudan las bajas temperaturas invernales. Las horas de frío que acumulan las vides durante estos meses, son cruciales a la hora de ayudar a curar la madera y que en el nuevo ciclo, la planta fructifique mejor.

Durante esta fase las vides almacenan hidratos de carbono en sus raíces y tronco, que serán claves para que, tras el fin del parón vegetativo, broten los nuevos sarmientos a partir de las yemas. En estos sarmientos nacerán, a su vez, las hojas, los racimos, etc.

Si se procediera a hacer la poda antes de que la vid entrara en parón vegetativo, las hojas no habrían enviado aún los hidratos de carbono a las raíces y al tronco, lo que implicaría que los brotes de nuevos sarmientos fuesen más débiles y se produjesen más tarde.

En cambio, si se realiza la poda cuando ya ha dado comienzo la nueva brotación, se estarán desechando los recursos que la vid ya ha enviado a los órganos podados.

Una vez que la vid sale de su parón vegetativo, comienza a crecer y, dada su naturaleza trepadora, su crecimiento puede ser desmesurado, llegando a alcanzar un tamaño de 30 metros. De ahí que sea indispensable controlar su crecimiento. Y ahí es donde entra en juego la labor de podar las vides, un proceso que sirve para anticiparse a dicho crecimiento.

Podar las vides en invierno para cuidarlas y limitar su crecimiento

La poda se realiza en invierno aprovechando la escasa circulación de savia. El responsable de viticultura de Pazo Baión hace hincapié en que, de esta manera «se minimiza la pérdida de reservas para un correcto desarrollo en la próxima campaña».

Al proceder a podar las vides durante su descanso invernal, se busca limitar la extensión de algunos sarmientos y eliminar otros, recortar la madera de más de dos años y controlar el número de yemas de la vid, teniendo en cuenta su fertilidad y la edad de las vides.

Así, la motivación para podar las vides no pasa por obtener la mayor cantidad de uvas, sino que debe ser cuidar la vid para que durante muchos años siga obsequiándonos con sus frutos.

Por ejemplo, una vid que crece sin control se debilita año a año, lo que afecta a su producción y a su supervivencia. En cambio, la poda sirve para renovar sus partes y alargar su vida.

Por otro lado, si en la poda se dejan muchas yemas, crecerá la producción de racimos, pero estos serán menor tamaño y calidad. Y lo que es más importante, el exceso de carga puede conllevar un debilitamiento de los sarmientos en el futuro.

Como casi todo en esta vida, a la hora de podar las vides lo más importante es encontrar el equilibrio. En este caso, entre la producción de uvas y la de madera.

Distribuir la carga y optimizar el rendimiento de las vides

Como ya señalamos al inicio, podar las vides es una acción que se lleva a cabo en el invierno, pero sus efectos se extienden al conjunto del ciclo de la uva. Así, al eliminar sarmientos y seleccionar las mejores varas, se busca lograr que la distribución de la carga sea adecuada. ¿En qué sentido? Tanto en lo que respecta a la cantidad y calidad de la uva que se obtiene, como en lo que respecta a la salud de la planta.

Por ello, uno de los aspectos más importantes a la hora de podar las vides, es la regulación de los futuros brotes. Es decir, ajustar el número y la posición de los brotes que nacerán para que, finalmente, el número y el tamaño de los racimos de uvas sea el óptimo, tanto en lo que se refiere a su proceso de maduración, como en lo relativo a la ejecución de la vendimia.

El objetivo final es, por supuesto, obtener uvas sanas y que destaquen por su extraordinaria calidad.

Los principales beneficios de podar las vides en invierno

¿Cuáles son los principales beneficios de la poda? Alberto Barral, responsable de viticultura de Pazo Baión, señala las cinco claves de la poda, incidiendo en su importancia a la hora de gestionar los viñedos, cuidar la vid y contribuir a que la cosecha de uva sea excelente:

1. Adaptar la estructura de la planta al sistema de conducción, en nuestro caso es el emparrado.
2. Evitar un envejecimiento prematuro de la planta.
3. Seleccionar las mejores varas, para la producción de la próxima campaña, y pulgares para que tengamos sarmientos en la próxima poda.
4. Regular la producción de la próxima cosecha, sin la poda tendríamos muchos racimos de uva, pero de peor calidad.
5. Conseguir cosechas homogéneas en cuanto a calidad y cantidad.

Podar las vides para elaborar los mejores vinos

Los cinco beneficios que pone en valor Alberto Barral evidencian que la poda juega un papel clave en la elaboración del vino. Aunque pueda parecer lejana en el tiempo, podar las vides es el primer paso del trabajo coral que supone elaborar unas bebidas tan complejas y fascinantes como los vinos.

El cultivo de la vid está conformado por muchas fases, que se van acompasando al propio ciclo anual de la planta. Todas ellas son relevantes. Y la poda invernal, desde luego lo es. Puesto que juega un papel fundamental en la planificación de la cosecha que se busca obtener.

Así, la poda se vuelve crucial a la hora de obtener más o menos racimos de uvas, que estos sean más grandes o más pequeños, que su maduración sea más fácil o más difícil, más rápida o más lenta, estén más o menos expuestos a la climatología…

Podar las vides exige conocerlas en profundidad y ser conscientes de sus características, pero también las de los vinos que deseamos elaborar con ellas. Las vides son la clave de bóveda de la elaboración del vino. Y el trabajo de los viticultores consiste en protegerlas, gestionar su crecimiento y ayudarlas a que produzcan uvas de excelente calidad y estén sanas durante toda su vida.

Cada viñedo es un mundo. Y cada vino tiene una personalidad única, heredada de las uvas empleadas en su elaboración.

Las Vides de Baión, cuando la poda es pura artesanía

Los viñedos de Pazo Baión son muy especiales por muchos motivos. Comenzando por el hecho de que desde hace cinco siglos se cultiva la vid en nuestra propiedad. Pero vamos a destacar tres:

• La extensión. La plantación de Pazo Baión tiene 22 hectáreas, lo que la convierte en una de las más extensas de la D.O. Rías Baixas.
• La edad media. Nuestras vides tienen una edad media muy avanzada, que redunda en la extraordinaria calidad de las uvas que producen. Tal es así que el equipo viticultura de la bodega calcula que la edad media de los viñedos ronda el medio siglo.
• El destino de sus uvas. Las uvas de todas las vides de Pazo Baión solo tienen un destino: la elaboración de los únicos albariños de pago.

Todo esto provoca que la propiedad de Pazo Baión sea única. Y, por ende, sus viñedos sean cuidados con suma delicadez. Ello implica, según Alberto Barral, que a la hora de podar las vides:

• Se realice la poda de manera manual.
• Siempre sean los mismos podadores los que realizan la poda. «Pues conocen las características y edades de cada planta y, así, pueden adecuarla a sus necesidades».
• Se lleve a cabo una poda de poca carga, teniendo en cuenta que los viñedos de Pazo Baión son muy viejos, «para favorecer producciones limitadas y de gran carga aromática».

De tal manera que el proceso de podar las vides se convierte en Pazo Baión en un trabajo artesanal. Diseñado y ejecutado al milímetro. Una actividad en la que el viticultor y la planta se funden, estableciéndose una conexión profunda entre ambos.

Quizás el arte de podar las vides no tenga la misma trascendencia en el imaginario colectivo que la vendimia. Pero es, desde luego, un proceso fascinante. Y, lo que es más importante, absolutamente esencial para cuidar las vides y conseguir que nos regalen uvas de la mejor calidad, con las que elaborar vinos que rebosan personalidad y complejidad.