Todo el mundo sabe que el roscón marida a la perfección con un buen vino dulce como Gran a Gran. Quizás lo que sepan menos personas es que roscón de reyes y vino son un maridaje milenario. Hoy os traemos una receta maridada y una historia
Las navidades llegan a su fin, pero lo hacen por todo lo alto, con la celebración más anhelada por los más pequeños de la casa (y, también, por los no tan pequeños): el día de Reyes. Además de abrir los regalos de los Reyes Magos, los españoles consumiremos toneladas de roscón. Y qué mejor forma de acompañarlo que con un vino como Gran a Gran. Al fin y al cabo, roscón de reyes y vino conforman un maridaje milenario que trenza sus historias paralelas.
Hay constancia arqueológica de que el ser humano usaba las uvas para hacer vino desde hace milenios. Sin embargo, no fue hasta la conformación y expansión del Imperio Romano que se estandarizó y optimizó su producción. No por nada, uno de los dioses romanos más afamados en su día y, aún más, en nuestros tiempos, es Baco, el dios del vino.
Precisamente por ser el dios vitícola, Baco era considerado, también, la deidad más festiva, símbolo del frenesí y la liberación de las personas. El hijo saleroso del todopoderoso Júpiter.
Con la llegada de los romanos a la Península, la expansión del vino en todo nuestro territorio fue mayúscula. Hasta el punto de que Hispania pasó a ser una de las grandes bodegas del Imperio.
Aunque la invasión árabe frenó en seco el desarrollo de la industria vinícola española, la Reconquista, los reyes cristianos y el Camino de Santiago contribuyeron a su resurgir, estableciendo una estrecha relación entre el vino y el cristianismo. Al fin y al cabo, en todas las iglesias católicas se usa vino en la liturgia para simbolizar la sangre de Cristo.
El auge del vino con el paso de los siglos no ha cesado. Hasta el punto de que, en zonas del país, como las Rías Baixas, la producción de albariños es uno de sus principales motores socioeconómicos. Pazo Baión lleva cinco siglos contribuyendo, con orgullo, a esta historia.
Roscón de reyes y vino. Una película de romanos y cristianos
Bien, hemos trazado ya una sucinta historia del vino, pero os habíamos prometido que esta corría paralela a la del postre más tradicional de la navidad: el roscón. Y así es.
Aunque en el imaginario colectivo ha quedado instalada la idea de que el roscón es un postre de origen cristiano, que se come para celebrar el primer acto público de Cristo tras nacer, lo cierto es que su origen es anterior al propio nacimiento de este.
El roscón era en la Antigua Roma un dulce que se daba a los esclavos y lacayos durante los Saturnales. Una fiesta que conmemoraba que, tras el solsticio de invierno, los días volvían a crecer, acotando a la noche. A partir del siglo III, en el interior del roscón se colocaba un haba y el esclavo o lacayo que se la encontrara era premiado con un día libre y proclamado rey de reyes. Un auténtico pasaporte hacia la efímera libertad. El mejor de los regalos.
Al convertirse el cristianismo en la religión oficial del Imperio, los Saturnales mutaron en la navidad cristiana, pasando a estar este postre vinculado a su tradición.
Al igual que pasó con el vino, la caída del Imperio Romano supuso su decadencia durante la alta Edad Media. Y, también al igual que este, su recuperación se produjo en los reinos cristianos del sur de Europa, sobre todo en Francia, dónde se denominaba Le Roi de la Fave.
En su nueva vida, el roscón ya no era para los lacayos, sino para los niños. Y además del haba se introdujo en él una moneda. El primero en hacerlo fue Luis XV en Francia, pero pronto lo siguió su tío, Felipe V en España.
A partir de ahí, al igual que con el vino, su crecimiento fue exponencial. Entre medias, el haba pasó a convertirse en un castigo: al que le toca tiene que pagar el roscón y apareció la figurita como premio.
Finalmente, ha llegado a nuestros días como un postre tradicional que genera ganancias millonarias cada navidad e inmensas colas en las mejores pastelerías.
Así, roscón de reyes y vino conforman un maridaje no solo perfecto a nivel de sabores, olores y texturas, sino también con una larga historia paralela, marcada por el devenir de Europa Occidental desde Roma hasta nuestros días. No por nada España, Francia, Italia y Portugal son, a la vez, los productores de los mejores vinos del mundo y los principales países que mantienen la vieja tradición del roscón.
Una sencilla receta de roscón de reyes
Ingredientes
- 450 gramos de harina de fuerza
- 1,5 litros de leche
- 50 gramos de azúcar glas
- Tres huevos
- 100 gramos de mantequilla
- 20 gramos de levadura fresca o de panadero
- 4 cucharadas de agua de azahar
- Piel de una naranja
- Una pizca de sal
Para decorar: fruta escarchada, almendra laminada y azúcar al gusto
Para sorprender a pequeños y mayores: un haba y una figurita de rey
A lo largo de la navidad, desde Pazo Baión os hemos propuesto un menú para hacer en casa, válido para cualquier celebración navideña y otro menú para cocinar el último festín del año que ya hemos dejado atrás. Ambos maridados con nuestros albariños de pago: Gran a Gran para los aperitivos y los postres, Vides de Fontán para los platos principales y Pazo Baión, el mejor vino blanco joven de España en 2021, según la Guía Gourmet de Vinos, para los frutos del mar.
Por ello, no nos hemos querido olvidar de una fecha tan importante como el día de reyes y os traemos una receta sencilla para hornear un fantástico roscón casero. Además, para hacer honor al maridaje milenario entre roscón de reyes y vino, os sugerimos la mejor opción para acompañar cada trozo de este manjar: Gran a Gran.
En primer lugar, ponemos en un bol la harina, el azúcar glas y rallamos la piel de naranja. Mezclamos los tres ingredientes y hacemos un hueco en el medio para añadir, acto seguido, la leche, que debe de estar tibia, dos huevos y la levadura, previamente desmenuzada. Removemos bien hasta que todos los ingredientes queden integrados.
Acto seguido añadimos la mantequilla a temperatura ambiente, la cucharadita de sal y el agua de azahar. Primero removemos la mezcla y luego la amasamos en una superficie enharinada. Una vez que la masa sea homogénea, la dejamos reposar, tapada con un paño durante una hora.
Una vez pasado ese tiempo, coge una bandeja de horno cubierta con papel de hornear. Coloca la masa en el centro y haz un agujero con los dedos, para ir estirándola hasta que coja la forma tradicional del roscón. Si te encuentras con problemas para manipular la masa, puedes mojarte las manos antes, para facilitarte la tarea. Una vez que hayas formado el roscón, introduce el haba y la figurita del rey mago. Dulces sorpresas.
Vamos con el paso final. Mientras precalientas el horno a 180º, bate el tercer huevo y unta la masa. El huevo batido actuará como una especie de pegamento para unir las almendras, las frutas escarchadas y el azúcar con la masa. Una vez que hayas completado la operación, simplemente tienes que introducir el roscón en la altura intermedia del horno y cocinarlo durante 25 minutos, hasta que se vea bien dorado.
Y lo único que te queda es servirlo y acompañarlo del mejor vino albariño, que tienes que haber comprado previamente. De los albariños de pago de Pazo Baión te recomendamos Gran a Gran, que por su sabor dulce es el aliado perfecto para los postres más deliciosos. Sus aromas florales se funden con el olor de la flor de azahar. Y sus frutas confitadas se fusionan con el dulzor de la capa superior del roscón. El resultado de este maridaje milenario entre roscón de reyes y vino es un auténtico deleite para los sentidos.
¡Feliz día de Reyes!