¡Déjate llevar! Descubre 4 rincones de Pazo Baión

Los rincones de Pazo Baión son un compendio de muchas disciplinas

Son muchas visitas en una sola. Un pequeño universo que condensa arquitectura, cultura, historia y viticultura. Visitar los rincones de Pazo Baión es un regalo para los sentidos que alcanza su máximo esplendor en verano

Las buenas bodegas, dice el genial arquitecto César Portela, son aquellas que funden continente y contenido. Que elaboran grandes vinos y asombran al visitante por la potencial del escenario. Pazo Baión se encuentra en esta categoría. Y por eso hoy queremos presentaros 4 rincones de Pazo Baión.

Los primeros cuatro en realidad. Porque si hay algo que caracteriza a esta propiedad de algo más de 30 hectáreas de superficie es la densidad de su oferta.

Historia, cultura, naturaleza, viticultura… Pazo Baión es un lugar de lugares. Una visita transversal que se adapta a todos los públicos. Al fin y al cabo, cinco siglos de historia dan para mucho.

Estos cuatro rincones de Pazo Baión que hemos seleccionado (más adelante os presentaremos algunos más) son de alguna forma una síntesis del proyecto. Un muestrario de la diversidad y la energía que esconde una bodega fascinante. Llena de encantos.

Vayamos, así pues, con este pequeño pero intenso recorrido. Una visita indispensable para estos meses de verano en los que la propiedad alcanza su máximo esplendor.

La sala de catas es uno de los grandes atractivos del pazo

La sala de catas

Y como no podía ser de otra forma, el primero de los rincones de Pazo Baión seleccionados tenía que estar relacionado con nuestra esencia. Con lo que somos. Es la imponente sala de catas. Una de las estancias que mayor impacto genera en los miles de enoturistas que nos visitan cada año.

Una sala en la que César Portela, el responsable del proyecto de rehabilitación y de la arquitectura, hizo un trabajo excepcional. Y es que convirtió una estancia auxiliar de las antiguas vaquerías en una de las salas más espectaculares de Pazo Baión.

Para eso, tuvo que devolver a la vida las poderosas columnas de piedra que hoy acaparan todo el protagonismo estético. Antes de que Condes de Albarei tomase el mando de Pazo Baión en el 2008, estas vigas estaban enterradas varios metros en el suelo.

Portela dio orden de destaparlas y vaciar la sala para dejarla con su apariencia actual. Una espectacular estancia que de alguna forma crea una analogía con una iglesia por la altura de las columnas y la siempre poderosa presencia de la piedra.

La sala de catas es hoy un juego de formas y luces en el que ocupa un papel clave el mobiliario de vanguardia utilizado por el arquitecto. Mesas de diseño, lámparas que se desvanecen desde el techo…

Una delicia para los sentidos. Un lugar inigualable para disfrutar de nuestros tres albariños: Pazo Baión, Vides de Fontán y Gran a Gran.

El pàlomar ha sido conservado y rehabilitado con mimo

El palomar

El segundo de los rincones de Pazo Baión puede ser otra sala de cata. Quizás una de las más originales de cuantas hoy se puedan visitar en España: el palomar. Una cita obligada a la hora de hacer enoturismo en las Rías Baixas.

Un vestigio de esos cinco siglos de historia que visten ese proyecto. Un pequeño monumento rehabilitado que conserva muchos elementos con cientos de años de vida.

Toda la estructura de las celdas del viejo palomar se conserva casi intacta. El proyecto de rehabilitación fue muy escrupuloso con la conservación de un patrimonio que es de un enorme valor.

Una mesa redonda alrededor de la cual se pueden catar nuestros albariños y una llamativa pila de piedra esculpida reciben, y sorprenden, a los visitantes.

Tiene el palomar un efecto evocador en los enoturistas. Quizás sea por la altura de la edificación, mucho más imperial desde dentro que desde el exterior. Quizás por la secuencia hipnótica de las celdas.

Una suerte de librería gigante que, si hablase, podría dar cuenta de la historia de Galicia y las Rías Baixas.

Entre los rincones de Pazo Baión destaca especialmente el patio interior

El patio interior

El tercero de los rincones de Pazo Baión es un must para cualquier visitante. Dice César Portela que hoy es el centro neurálgico de la propiedad. Un rincón cuya fuente de inspiración está ciertamente lejos. En Andalucía.

El patio interior de Pazo Baión evoca a esos grandes patios andaluces que inyectan vida y calidez. Que articulan el latir cotidiano.

Situado entre la nueva bodega y el salón de eventos, pocos podrían pensar a principios del siglo XX que ese punto de la propiedad acabaría convertido en un rincón adorado por cientos de enamorados.

Todos aquellos que se han dado el “sí quiero” a lo largo de esta década en Pazo Baión.

Y es que el coqueto patio interior fue en su día una suerte de fosa para almacenar los purines de las vacas, utilizados como abono desde tiempos inmemoriales. El rincón conserva incluso las dos rampas que utilizaban los carros para depositar y recoger el estiércol.

César Portela decidió conservar esas rampas y sustituir la fosa por un pequeño estanque con una deliciosa escultura. Todo ello, cubierto por un manto de glicinias que, en estos meses, alcanzan su máximo esplendor. Una maravilla visual.

El patio se ha convertido en un canalizador de la actividad en Pazo Baión. Durante la vendimia es pura energía, un ir y venir de uva con la que se elaborarán nuestros exquisitos albariños.

El resto del año hace las delicias de los visitantes y de los invitados a los múltiples eventos que se organizan en la finca. Disfrutar de un vino sentado en cualquier punto del patio, compartir con los amigos o la familia, es un placer que no se puede describir. Hay que vivirlo.

La potencia de la piedra y la naturaleza, la elección de la vegetación hoy instalada en su cénit, dota a este lugar de una personalidad genuina. Difícilmente igualable. Uno de los rincones con mayor encanto de las Rías Baixas.

El hórreo es uno de los rincones de Pazo Baión con mejores vistas

El hórreo

Y, como colofón, naturaleza y patrimonio. En este breve recorrido le hemos hablado de viticultura y de historia, de arquitectura y cultura. Así que no podía faltar la que es otra de las señas de identidad de este proyecto: la fuerza del terroir, que dice el enólogo José Hidalgo.

La bodega rezuma naturaleza por los cuatro costados. Es un vergel en el que se producen maravillosos vinos blancos, pero en el que se ha cuidado con el mimo del orfebre la presencia de toda clase de especies de árboles y plantas.

Y como en la vida todo es cuestión de perspectiva, seguramente no haya nada mejor que subir al hórreo para constatar la magnitud de este discurso. Un hórreo rehabilitado piedra a piedra, otro de los especiales rincones de Pazo Baión.

Una pieza que se encontraba medio abandonada en distintos puntos de la finca. Portela decidió recuperarla y colocarla en uno de los puntos más elevados de la propiedad.

Uno desde el cual se puede observar cuánto bueno esconden esas 30 hectáreas de terreno. Disfrutar de los viñedos y de una vegetación exuberante, del palmeral centenario, de un valle, el de O Salnés, al que muchos consideran la Toscana española…

Y, por supuesto, de las edificaciones que salpican el pazo. Cada una de ellas una pequeña joya, Un recuerdo de la historia recuperado para disfrute de todos.

Es el rincón del hórreo uno de esos que no debe dejar de conocer cuando acuda a visitarnos. Nuestro banco de Loiba. Nuestro columpio.

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