Vino y arte, una larga historia de amor

Vino y arte han estado unidos desde la Antigüedad Clásica


Artistas de todas las épocas se han visto seducidos por la relación entre vino y arte, un maridaje milenario que fascina a la humanidad desde hace miles de años

Algunos maridajes son tan antiguos como la propia civilización. En la Antiguan Grecia, vino y arte ya se entrelazaban. Los grandes festejos populares se sustentaban sobre una tríada imbatible: música-danza-vino. Y la Odisea, una de las mayores obras literarias de la Historia, daba un enorme protagonismo al vino, reflejando, así, la importancia que tenía para la sociedad griega esta elaboración digna de los dioses.

A lo largo de los siglos, vino y arte han ido consolidando su historia de amor. Las bellas artes dan buena fe de ello. Algunos de los pintores más fascinantes de todos los tiempos han introducido el vino en sus obras. La música, desde los cantos tradicionales hasta el pop y el rock del S.XXI, pasando por los compositores clásicos, ha celebrado estas elaboraciones. Y en el cine hemos visto la importancia del vino como una elaboración que une a las personas y que tiene la complejidad de las mejores obras de arte.

Además, hay espacios en los que vino y arte fluyen por cada rincón hasta alcanzar un bellísimo nivel de simbiosis. En lugares como Pazo Baión la arquitectura, la escultura y el vino son indisociables y logran que su convivencia haga más placentero el disfrute de todos ellos.

Hoy, te proponemos un paseo por la historia compartida entre vino y arte, un viaje a través del tiempo para poner en valor un romance que nunca deja de cautivarnos.

Vino y pintura

A los dioses clásicos les encantaba el vino. De hecho, esta elaboración tenía sus propios dioses en las mitologías griega y romana: Dioniso y Baco, respectivamente. Además, el vino también ha sido muy relevante desde los albores del cristianismo. Y, aún a día de hoy, forma parte de la liturgia cristiana. Por eso, no debe sorprendernos que la relación entre vino y arte sea muy intensa en lo relativo a la pintura. Ya que tanto la mitología grecolatina como el cristianismo han inspirado algunos de los cuadros más bellos, evocadores y trascendentales de la Historia.

Si echamos un ojo a La última cena de Leonardo da Vinci nos encontraremos con que Jesús y sus apóstoles disfrutaron del vino antes de la detención de Cristo. Mientras que en el Baco de Caravaggio podemos apreciar hasta las ondas que hace el vino tras ser servido. Baco también es el protagonista de otro cuadro que aún nos fascina a día de hoy: El triunfo de Baco de Diego Velázquez. Una obra que reivindica la faceta más lúdica del vino y su capacidad de hacernos felices, pero también de inspirarnos.

Si hay un pintor español a la altura de Velázquez ese es, sin duda alguna, Francisco de Goya. El maestro dedicó varias pinturas al vino, consolidando así la relación histórica entre vino y arte. Pensemos, por ejemplo, en El bebedor o en La vendimia. Podríamos seguir rastreando el romance entre vino y arte a través de la pintura en obras tan impresionantes como La bacanal de los andrios de Tiziano, una celebración mayúscula o la mucho más pausada reunión social de El almuerzo de los remeros de Pierre-Auguste Renoir.

Además, claro está, no podemos olvidarnos de los paisajes vitícolas. En este sentido, El viñedo rojo cerca de Arlés de Vincent Van Gogh es, simplemente, imbatible por sus increíbles colores.

La arquitectura del vino nos ha dejado bodegas majestuosas

Vino y arquitectura

La relación entre el vino y la arquitectura nos ha obsequiado con unas edificaciones fascinantes: las bodegas. Una bodega no es un edificio cualquiera. ¿Por qué? Unas elaboraciones tan complejas como los vinos requieren unas condiciones lumínicas y de temperatura muy específicas para que su elaboración y crianza se desarrolle con éxito.

Por eso, desde hace muchos siglos los arquitectos se han devanado los sesos para diseñar las mejores bodegas. El resultado es un legado arquitectónico imponente. En España, Francia o Italia es posible descubrir bodegas que son auténticas obras de arte.

Además, con la revolución tecnológica que hemos experimentado y con el auge de la investigación vitícola las bodegas se han ido modernizando. Así, hoy en día conviven espacios patrimoniales sobrecogedores con los dispositivos tecnológicos más punteros.

Descubrir la arquitectura del vino nos permite comprender cómo ha ido evolucionando su elaboración y, a la vez, conocer los estilos arquitectónicos de cada momento y algunas de las soluciones más innovadoras ideadas por los arquitectos de múltiples épocas.

Vino y música

Fresas, cerezas y un beso de ángel en primavera. Esto es lo que incluye el vino de verano que popularizó Nancy Sinatra a finales de los años 60. Los aromas a fresas y cerezas pueden encontrarse en muchos vinos, el beso de ángel quizás sea más complicado de hallar. Summer Wine no es más que una pequeña muestra de que los músicos jamás han perdido de vista el vino y su capacidad evocadora.

Como señalamos al inicio de este artículo sobre vino y arte, el fruto de las uvas ha convivido históricamente con la música en todas las celebraciones de los seres humanos. De hecho, en la gran fiesta del vino, la vendimia, nunca ha faltado la música. Tal es así que el inicio del Otoño de las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi es una celebración de la vendimia. Al fin y al cabo, realizar la recogida de la uva marcaba el arranque de la nueva estación y siempre ha tenido una relevancia inusitada en las regiones vitícolas.

Cuando pensamos en el maridaje del vino, sin duda alguna nos centramos en la gastronomía. Pero el maridaje espiritual entre vino y música resulta igual de exquisito y emocionante. Basta con haber escuchado alguna vez el Brindisi de La Traviata de Giuseppe Verdi para saber que la música engrandece el más animado brindis copa en mano. Como dice el coro de esta icónica ópera: «¡Disfrutemos! El vino y los cantos y las risas embellecen la noche».

Vino y danza

Hoy en día, las uvas se prensan, mayoritariamente, con máquinas diseñadas expresamente para realizar este proceso tan importante durante la vendimia. Sin embargo, hace no mucho tiempo, las uvas eran pisadas por personas. Esta labor, que podía resultar agotadora, provocó una hermosa relación entre vino y arte o, más bien, entre vendimia y folclore. Así, en muchas partes del mundo existen bailes tradicionales que se empleaban para hacer la vendimia más divertida.

Aún hoy, es posible encontrar fiestas de la vendimia en las que se llevan a cabo demostraciones de danzas populares que hibridan el folclore tradicional de la zona con el acto de pisar las uvas.

La fusión entre vino y danza nos recuerda que si el vino es tan importante para las bellas artes es, en gran medida, porque siempre ha gozado de relevancia social y el arte de cualquier época nos invita a reflexionar sobre la sociedad del momento.

La escultura es un buen ejemplo de la unión entre vino y arte

Vino y escultura

Si Dioniso y Baco son importantes en la pintura, ya no digamos en la escultura. Tenemos la suerte de que han sobrevivido a las guerras, el clima y el paso del tiempo esculturas grecolatinas que representan a estos dioses. A ello, debemos sumar las recreaciones que han hecho grandes maestros escultores como Miguel Ángel que moldeó su propio Baco, copa en mano y con maravillosos racimos alrededor de su cabeza.

De ahí que no deba extrañarnos que a lo largo y ancho del mundo haya espacios de enoturismo como Pazo Baión en el que las esculturas conviven con los viñedos, integrándose a las mil maravillas en sus paisajes y el microcosmos que conforman.

Más aún si tenemos en cuenta que al hablar de vino y arte no podemos olvidarnos de que la escultura ha servido a lo largo de los siglos para reivindicar la importancia de la naturaleza, su belleza salvaje y el impacto que tiene en nuestras vidas.

Vino y literatura

¿Cuántos personajes literarios son amantes del vino? No tenemos espacio suficiente para listarlos.

La relación entre vino y arte está marcada a fuego en algunos de los personajes más icónicos de la literatura española. Desde el Lazarillo de Tormes que se valía de la ceguera de su amo para beberle su vino, hasta el detective Pepe Carvalho, siempre dispuesto a maridar los mejores platos con elaboraciones que los engrandecieran, pasando por La Celestina, que conocía a la perfección todas las virtudes del vino, o Sancho Panza, que reivindicaba el carácter social y emocional de estas elaboraciones al declarar «que a un brindis de un amigo ¿qué corazón ha de haber tan de mármol que no haga la razón?».

No pocos poetas se han entregado a los efluvios del vino y le han escrito poderosos versos. Ahí tenemos, por ejemplo, la Oda al vino de Pablo Neruda o un poema de Francisco de Quevedo en el que describe al vino como «nieto de la vid, licor bendito».

Además, el binomio vino y arte nos ha dado algunas obras literarias llenas de magia como La cata de Roald Dahl. Un relato adictivo en torno a la competición que se establece entre dos hombres por adivinar qué vino están catando sin poder mirar la botella. Este relato nos demuestra que, efectivamente, el maridaje entre vino y arte nos sirve para comprender mejor cómo somos y adentrarnos en el fondo de nuestras almas.

Vino y cine

Resulta imposible listar todas las películas en las que algún personaje disfruta de una copa de vino. El cine refleja a la perfección la relevancia que tiene esta elaboración en nuestra sociedad desde que existen testimonios pictóricos o escritos. Numerosas películas han plasmado la conexión entre vino y arte a través del celuloide. Gracias a ello, tenemos obras como Entre copas que relata un viaje a través de viñedos y bodegas en California en el que son tan importantes los vinos como las personas que los disfrutan. Un camino de autodescubrimiento y reflexión a través de unas elaboraciones que nos invitan a pensar y a crear.

Otro aspecto a destacar sobre la relación entre vino y cine es que este arte ha reflejado como ningún otro el resultado que se obtiene al maridar soberbios vinos con delicias gastronómicas. Películas como El festín de Babette o A fuego lento nos invitan a comer con los ojos y nos enseñan la importancia que tienen los vinos a la hora de gozar con los menús más suculentos. Nunca debemos olvidarnos de que la gastronomía y la viticultura llevan milenios enriqueciéndose y complementándose.

Cuando hablamos de vino y arte no podemos olvidarnos del diseño de las botellas y de las etiquetas

El vino en otras artes… igual de bellas

Si el cine es el séptimo arte, ¿qué pasa con los demás? Junto a las bellas artes que hemos ido glosando a lo largo de este artículo, conviven otras artes posteriores que no han adquirido esta categoría, pero que son fundamentales para entender nuestra sociedad.

Por ejemplo, el cómic, a medio camino entre la literatura y la pintura. Y que nos ha dado obras tan sutiles y estimulantes como Los ignorantes de Étienne Davodeau, un cómic que aborda, precisamente, la relación entre vino y arte a través de un escritor de cómics que lo desconoce todo sobre el vino y un viticultor que no tiene ni la menor idea sobre cómics. A lo largo de todo el ciclo vital de la vid, ambos hombres aprenden el uno del otro y descubren los vasos comunicantes que existen entre el artista y el artesano, entre vino y arte.

Mientras que el cómic hibrida la literatura con la pintura, las series de televisión combinan las técnicas cinematográficas con el relato episódico de las novelas. Las gotas de Dios, una serie que surge a partir de un manga, es un gran ejemplo de ello. En ella, un experto en vinicultura y la hija de su maestro deben competir por la herencia de este: la mejor colección de botellas de vino del mundo. ¿En qué consiste la batalla? Superar diversas pruebas relacionadas con el cultivo de la vid y la elaboración de los vinos más especiales del planeta.

Por último, no podemos olvidarnos del diseño. Cuando hablamos de un contenido tan valioso como el vino, tenemos que prestarle atención, también, a su continente. Algunas botellas son auténticas obras de escultura. Por ejemplo, en el caso de los Rías Baixas de Pazo Baión, la forma de las botellas es un ingrediente más del alma de unos albariños con cinco siglos de vida. Pero, además, junto a las formas de las botellas debemos poner en valor sus etiquetas. Diseñadores llenos de talento han volcado toda su pericia y sus conocimientos artísticos para elaborar diseños atractivos e imaginativos, que son capaces de captar nuestra atención y generarnos la necesidad de probar las elaboraciones que se esconden detrás de ellos.

Así que sí, vino y arte son inseparables y, para muestra, basta con mirar una botella de vino.

Pazo Baión, un lugar en el que vivir el affaire entre vino y arte

¿Existen espacios en los que se puedan apreciar los vínculos entre vino y arte? Por supuesto. Sin ir más lejos, desde 2008, Pazo Baión es un espacio de enoturismo en las Rías Baixas en el que conviven el amor por la viticultura, un patrimonio arquitectónico extraordinario y un complejo escultórico exquisito. Es decir, un lugar en el que vino y arte no solo se encuentran, sino que se funden.

Cuando Condes de Albarei se hizo cargo de la propiedad de Pazo Baión, con cinco siglos de vida a sus espaldas, apostó por rehabilitarla para convertirla en un espacio que reivindicara la conexión entre vino y arte. El proyecto de rehabilitación se encargó a César Portela, Premio Nacional de Arquitectura y uno de los arquitectos más importantes del último medio siglo en España. De esta forma, se buscaba poner en valor el legado arquitectónico de la propiedad: pazo, bodega, palomar. A la vez que se modernizaba y se adaptaba para el disfrute de todas las personas.

Asimismo, los jardines y espacios naturales de Pazo Baión se enriquecieron con poderosas esculturas que reivindican la relación entre vino y arte, así como las bondades de la madre naturaleza.

Si todo ello fuese poco, Pazo Baión abre sus puertas de par en par para acoger a todas las artes. Cada verano se celebran conciertos de música que inundan los viñedos de melodías. Los mejores fotógrafos inmortalizan momentos únicos como el sí quiero entre personas que se aman. Y el diseño gráfico es esencial para la comercialización de las tres elaboraciones que se crean en la bodega.

El arte fluye por cada rincón de esta propiedad. Acércate a comprobarlo y descubre la apasionante historia común entre vino y arte.

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